8 nov 2008

Otra lluvia




- Me gusta la lluvia. Me gusta dormir la siesta toda tapada y escuchar que llueve.
Cuando era más chica, corría a la vereda y dejaba que las gotas me mojaran la cara.
Caminar bajo la lluvia, acompañada de las chispas de agua, los sedientos bocacalles y oír a los autos haciéndole cosquillas a los charcos, me deja el alma quieta.
Me gusta ver los vidrios empañados y el patio vacío de la escuela. Cuando llueve el mundo se esconde y las calles son la pista perfecta para patinar de locura.
La lluvia entra por mis zapatillas y se transforma en una canción húmeda. La lluvia ahuyenta como el olor a vinagre; todos ponen un broche en su nariz y se meten para adentro.
Hay lombrices envalentonadas que salen a explorar.
Hay olor a campo en medianoche.
Salgo a caminar, con las gotas en la nuca, en la cara, en la mirada y con lluvia en los oídos.
Hoy me gusta la lluvia tanto como cuando me empapaba de pies a cabeza.
Hoy me riego con las gotas que caigan.
Hoy soy tierra firme -