1 jun 2012

Una ventana suelta




- ¡Llueve en tu espalda!



Claro, si apenas me asomo un poquito y puedo ver la tormenta. Entorno los ojos para que no me lleguen las gotitas, esas que te salpican a veces, y son las más molestas. Un humus gris plateado y algunos charquitos con recuerdos. No distingo mucho más. Afuera llueve y adentro... adentro también.