13 mar 2014

Rollo re-velado



Termino creyéndolo. Se parecía muchísimo a David Alexander. Era David. No buscaba a nadie como lo hacía él, con tanta decisión, con tanta venganza; buscaba un mísero fósforo que encendiera su capacidad de vivir otra  vez y poder arremeter ese desierto. Detrás suyo las dunas se movían de un lado a otro a causa del viento, como si fueran de agua. Deseó que fueran agua, pero sabía que no y que muy lejos, trescientas millas a pie, había quedado el oasis del Kaleb-Sha. Termino creyéndolo, no tenía personalidad y ni un camello que le ayudara a concluir este intrincado viaje. Se parecía tanto a David que dudó si Ashanti no era una novela sobre su vida, sobre sus huidas, sobre el amor que acababa de perder... como una fotografía de  la noche sin luna; o un obturador vacío y seco, como su estómago, como su coraza.





1 comentario:

Mayra dijo...

Me encantó!!!! Gracias por tu blog :D